Loading...

Compartir en:

Consejos para conducir de noche

La conducción nocturna cambia totalmente con respecto a la diurna. Sí, es cierto que por la noche hay menos tráfico, pero la luz influye en la visión y de esta depende en gran medida el manejo de un vehículo. Te contamos cuáles son los riesgos y las precauciones que debemos tomar.

Tal y como indica la DGT, aun­que durante la noche solo se produce un 28% de los accidentes con víctimas, estos se cobran casi el 40% de los fallecidos. La falta de visibilidad, los deslumbramientos, la fatiga y el sueño, y situaciones co­mo los adelantamientos, la con­ducción en vías urbanas o la “hipnosis de la carretera” son algunos de los principa­les riesgos que encontramos en la con­ducción nocturna y que pueden ser miti­gados con la adopción de medidas fáci­les de poner en práctica.

Vigilar la vista

La vista debe estar en perfectas condiciones si queremos conducir, y aún más si lo vamos a hacer de noche, por eso es recomendable que si la notamos cansada o presentamos algún otro problema acudamos al especialista.

Un buen estado visual garantiza menor riesgo en la carretera, ya que, de noche, la agudeza visual del conductor se reduce hasta un 70% y el sentido de la profundidad es 7 veces menos eficaz. La capacidad visual del conductor se reduce al 20% respecto a la conducción diurna, así como la habi­lidad para percibir distancias y campos de visión, y esta reducción es más marca­da en las personas mayores de 55 años.

Estos problemas pueden agravarse si el conductor posee deficiencias visuales (miopía, astigmatismo o hipermetropía), o patologías oculares crónicas asociadas graves (cataratas, glaucoma o retinopatías) o leves (conjuntivitis, queratitis u ojo seco).

La norma siempre es adecuar la velocidad de tal forma que permita frenar y detener el vehículo dentro del espacio ilu­minado. A menor campo de visión, menor velocidad.

La fatiga

Se trata de que el conductor se encuentre en el mejor estado posible antes de conducir de noche, descansado para evi­tar la fatiga y el cansancio, que aparece con mayor frecuencia durante la noche.

Un caso especial es la llamada “hipno­sis de la carretera”. Esta sobreviene por la monotonía de los trayectos —largas rectas y trazados muy suaves— y la reducción de la visión que se produce de noche. Para combatirla, hay que procurar no dejar la vista fija en un punto, sino hacer barridos laterales de forma regular, así como reali­zar suficientes descansos durante el viaje.

Si es un viaje largo, es mejor que nos paremos con un poco más de frecuencia. Los expertos recomiendan realizar descansos cada hora u hora y media. También tendremos que agudizar los sentidos, mirar más por los espejos, comprobar que el coche esté ventilado y hasta podemos ponernos música para mantenernos despejados, pero a un volumen que no nos distraiga.

Consejos para conducir seguros

-Comprueba que la iluminación del coche funciona correctamente: ninguna luz fundida, ópticas y cristales limpios…

-Es clave regular bien los retrovisores exteriores e interiores.

-Asegúrate de que la altura de sus faros está bien ajustada para ofrecer una buena visibilidad y evitar molestias al resto de conductores.

-Enciende el alumbrado de cruce al menos 1 hora antes de la puesta del sol.

Adapta tu velocidad a las condiciones de iluminación de la vía y aumenta la distancia de seguridad con el vehículo precedente.

-Ante el lagrimeo, la fatiga ocular, la somnolencia, el picor de ojos…, localiza un lugar seguro, para el coche y descansa antes de seguir.

Una luna trasera y un parabrisas limpios proporcionan mejor visibilidad de día y, de noche, evitan reflejos molestos.

-Utiliza carreteras bien iluminadas y en buen estado para tus desplazamientos nocturnos.

-Lleva siempre los triángulos de preseñalización de peligro para los casos de avería, y los chalecos reflectantes.

Consejos para conducir de noche

La conducción nocturna cambia totalmente con respecto a la diurna. Sí, es cierto que por la noche hay menos tráfico, pero la luz influye en la visión y de esta depende en gran medida el manejo de un vehículo. Te contamos cuáles son los riesgos y las precauciones que debemos tomar.

Tal y como indica la DGT, aun­que durante la noche solo se produce un 28% de los accidentes con víctimas, estos se cobran casi el 40% de los fallecidos. La falta de visibilidad, los deslumbramientos, la fatiga y el sueño, y situaciones co­mo los adelantamientos, la con­ducción en vías urbanas o la “hipnosis de la carretera” son algunos de los principa­les riesgos que encontramos en la con­ducción nocturna y que pueden ser miti­gados con la adopción de medidas fáci­les de poner en práctica.

Vigilar la vista

La vista debe estar en perfectas condiciones si queremos conducir, y aún más si lo vamos a hacer de noche, por eso es recomendable que si la notamos cansada o presentamos algún otro problema acudamos al especialista.

Un buen estado visual garantiza menor riesgo en la carretera, ya que, de noche, la agudeza visual del conductor se reduce hasta un 70% y el sentido de la profundidad es 7 veces menos eficaz. La capacidad visual del conductor se reduce al 20% respecto a la conducción diurna, así como la habi­lidad para percibir distancias y campos de visión, y esta reducción es más marca­da en las personas mayores de 55 años.

Estos problemas pueden agravarse si el conductor posee deficiencias visuales (miopía, astigmatismo o hipermetropía), o patologías oculares crónicas asociadas graves (cataratas, glaucoma o retinopatías) o leves (conjuntivitis, queratitis u ojo seco).

La norma siempre es adecuar la velocidad de tal forma que permita frenar y detener el vehículo dentro del espacio ilu­minado. A menor campo de visión, menor velocidad.

La fatiga

Se trata de que el conductor se encuentre en el mejor estado posible antes de conducir de noche, descansado para evi­tar la fatiga y el cansancio, que aparece con mayor frecuencia durante la noche.

Un caso especial es la llamada “hipno­sis de la carretera”. Esta sobreviene por la monotonía de los trayectos —largas rectas y trazados muy suaves— y la reducción de la visión que se produce de noche. Para combatirla, hay que procurar no dejar la vista fija en un punto, sino hacer barridos laterales de forma regular, así como reali­zar suficientes descansos durante el viaje.

Si es un viaje largo, es mejor que nos paremos con un poco más de frecuencia. Los expertos recomiendan realizar descansos cada hora u hora y media. También tendremos que agudizar los sentidos, mirar más por los espejos, comprobar que el coche esté ventilado y hasta podemos ponernos música para mantenernos despejados, pero a un volumen que no nos distraiga.

Consejos para conducir seguros

-Comprueba que la iluminación del coche funciona correctamente: ninguna luz fundida, ópticas y cristales limpios…

-Es clave regular bien los retrovisores exteriores e interiores.

-Asegúrate de que la altura de sus faros está bien ajustada para ofrecer una buena visibilidad y evitar molestias al resto de conductores.

-Enciende el alumbrado de cruce al menos 1 hora antes de la puesta del sol.

Adapta tu velocidad a las condiciones de iluminación de la vía y aumenta la distancia de seguridad con el vehículo precedente.

-Ante el lagrimeo, la fatiga ocular, la somnolencia, el picor de ojos…, localiza un lugar seguro, para el coche y descansa antes de seguir.

Una luna trasera y un parabrisas limpios proporcionan mejor visibilidad de día y, de noche, evitan reflejos molestos.

-Utiliza carreteras bien iluminadas y en buen estado para tus desplazamientos nocturnos.

-Lleva siempre los triángulos de preseñalización de peligro para los casos de avería, y los chalecos reflectantes.