El sistema inmunológico es una red compleja de células, tejidos y órganos que trabajan en conjunto para defender al cuerpo contra invasores dañinos, como bacterias y virus, responsables de las infecciones más comunes en invierno, como el resfriado o la gripe.

Una nutrición adecuada es esencial para mantener un sistema inmunológico fuerte y receptivo, ya que, tal y como destacan los expertos, una dieta rica en ciertos nutrientes puede respaldar la función inmunológica y ayudarnos a protegernos contra las infecciones.

Frutas y verduras: una explosión de vitaminas y antioxidantes

Las frutas y verduras son una fuente inagotable de vitaminas, minerales y antioxidantes esenciales para la salud inmunológica. Las frutas cítricas, como naranjas, limones y pomelos, son conocidas por su alto contenido de vitamina C, un nutriente que estimula la producción de glóbulos blancos, las células encargadas de combatir infecciones. Aunque no hay evidencia científica contundente sobre su función en la prevención de contagios, un estudio publicado en el British Journal of Nutrition encontró que la suplementación con vitamina C puede reducir la duración y la gravedad de los resfriados comunes.

Las bayas, como los arándanos y las fresas, están repletas de antioxidantes que protegen las células del daño causado por los radicales libres. Además, los antioxidantes, como los flavonoides y los carotenoides, también se encuentran en verduras de hojas verdes, como las espinacas y la col rizada.

Proteínas: los bloques de construcción de un sistema inmunológico fuerte

Los aminoácidos, componentes básicos de las proteínas, son necesarios para la producción de anticuerpos, que son proteínas encargadas de identificar y neutralizar a los invasores extraños. Las proteínas son esenciales para la formación y función de las células inmunitarias, como los linfocitos T y B, que desempeñan un papel crucial en la respuesta inmunológica. Además, son vitales para la reparación de tejidos dañados, lo cual es fundamental para mantener la integridad de las barreras físicas del cuerpo, como la piel y las membranas mucosas, que impiden la entrada de patógenos.

Por ello, las fuentes de proteínas magras, como el pollo, el pescado, los huevos y las legumbres, son opciones saludables para mantener un sistema inmunológico fuerte. El pescado graso, como el salmón, es rico en ácidos grasos omega-3, que tienen propiedades antiinflamatorias y pueden ayudar a regular la respuesta inmunológica.

Granos integrales: fibra y nutrientes para un sistema inmunológico equilibrado

Los granos integrales, como el arroz integral, la quinoa y la avena, son una excelente fuente de fibra, que promueve la salud intestinal. Un intestino sano es esencial, ya que alberga una gran cantidad de bacterias beneficiosas que ayudan a regular la respuesta inmunológica. Los granos integrales también contienen vitaminas del grupo B y minerales como el zinc, que son importantes para la función inmunológica, según señala Mayo Clinic.

Además de los grupos de alimentos mencionados anteriormente, otros alimentos también pueden contribuir a un sistema inmunológico saludable. El ajo y la cebolla contienen compuestos azufrados con propiedades antimicrobianas que pueden ayudar a combatir infecciones. El jengibre tiene propiedades antiinflamatorias y puede aliviar los síntomas del resfriado y la gripe. El yogur con cultivos vivos y activos contiene probióticos, bacterias beneficiosas que pueden fortalecer el sistema inmunológico y mejorar la salud intestinal; lo mismo ocurre con el kéfir, un tipo de leche fermentada que conserva muchas bacterias que convierten la lactosa en ácido láctico y actúan como un escudo protector para el sistema inmunitario, además de estimular la creación de defensas naturales.

Una nutrición adecuada juega un papel vital en el mantenimiento de un sistema inmunológico fuerte y eficiente. Al incluir una variedad de alimentos ricos en nutrientes en tu dieta, puedes respaldar la función inmunológica y ayudar a proteger tu cuerpo contra infecciones. Además de una dieta saludable, otros factores del estilo de vida, como el ejercicio regular, el sueño adecuado y el manejo del estrés, también son fundamentales para la salud inmunológica.