La jubilación es uno de los momentos más esperados de muchos trabajadores. Sin embargo, hay veces que la pensión que queda después de haber estado trabajando y cotizando puede convertirse en una preocupación.
La pensión de jubilación depende de las bases de cotización a lo largo de la vida laboral del trabajador y de los años que haya cotizado. Al sumar estos factores, pueden obtenerse resultados muy bajos si los años de cotización no han sido los mínimos exigidos o si las bases han sido igualmente bajas. Es por esto por lo que cada día se hace más necesario asegurar un complemento a la pensión que permita mantener el mismo nivel de vida que se tenía antes del retiro.
Si una vez abandonada la vida laboral nos damos cuenta de que esta paga es escasa, hay varias soluciones que se pueden poner en marcha. Cuando se trata de complementar la pensión, existen diversas maneras. La primera es ver qué opciones nos da la Seguridad Social para complementar nuestra pensión, ya que en las que sean inferiores a la mínima se calculará una revalorización y complementación.
Otra manera de complementar la pensión de jubilación es suscribiéndose a un convenio especial, para ampliar el derecho a las prestaciones de la seguridad social. Este paso puede darse antes o después de jubilarse, ya que es posible adherirse a este convenio especial hasta un año después de que cese la obligación de cotizar. Se llevará a cabo pagando una cuota para que, más adelante, la pensión sea mayor. Para acceder a esta opción, como mínimo, es obligatorio tener 1.080 días cotizados en los doce años anteriores a su baja en la Seguridad Social.
Planificar con antelación
Otra posibilidad es jugar con los planes de ahorro. Una vez que sepas cuánto vas a percibir al mes de pensión, resulta muy conveniente contratar un plan de ahorro que nos ayude a gestionar el dinero mes a mes. Otro modo de complementar la paga de jubilación es con planes de pensiones abiertos con anterioridad que se puedan ir percibiendo mediante pagos mensuales para una mejor gestión.
Una de las opciones previas a la jubilación, tantos años antes como se desee, son los planes de pensiones. Estos planes han ganado protagonismo para conseguir este mismo objetivo a largo plazo. Estos vehículos de inversión están pensados específicamente para la jubilación. A través de este tipo de productos se van realizando aportaciones periódicas de ahorro que generan rentabilidad a largo plazo, en función del riesgo que asuman. Hay que tener en cuenta que estos productos están pensados para la jubilación, por lo que no existe la posibilidad de rescatar el dinero de manera anticipada. También existen los planes de previsión asegurados (PPA), seguros de ahorro similares a los planes de pensiones, y los planes individuales de ahorro sistemático (PIAS), seguros de ahorro que dejan rescatar el dinero en cualquier momento.
Una de las ventajas de los planes de pensiones era, tradicionalmente, su tratamiento fiscal, pues la normativa permite reducir de la base imponible del IRPF las aportaciones realizadas a sistemas de previsión social. n 2021 ya se redujo el límite para las aportaciones individuales desde 8.000 a 2.000 euros anuales y este año el límite se reduce aún más. A partir del 1 de enero de 2022 el límite total de aportaciones individuales que un mismo contribuyente puede realizar a sistemas de previsión social de cualquier tipo (asociados, individuales, empleo) y a planes de previsión asegurados (PPA) pasa de 2.000 euros a 1.500 euros.
Finalmente, y fuera de los productos pensados exclusivamente para la jubilación, una de las alternativas para rentabilizar el ahorro a largo plazo son los fondos de inversión. Estos pueden contratarse para diferentes perfiles de inversión, con mayor o menor riesgo, y el dinero puede ser utilizado en cualquier momento. No existen límites para las aportaciones y los rescates de estos productos se integrarán en la base del ahorro a unos tipos que variarán en función del importe rescatado y solo se tributará en caso de haberse generado plusvalías.