La decoración de nuestro espacio vital juega un papel fundamental en nuestro bienestar emocional y mental, especialmente a medida que envejecemos. Un hogar bien diseñado puede fomentar la relajación, la felicidad y una sensación de seguridad.
Los expertos en psicología ambiental destacan que los espacios en los que vivimos influyen en nuestro estado de ánimo, comportamiento y bienestar general. La neuroarquitectura, por su parte, estudia cómo el entorno construido afecta al cerebro y al sistema nervioso, demostrando que elementos como la luz natural, los colores y las texturas tienen un impacto directo en nuestras emociones y niveles de estrés. Además, el Feng Shui, con su enfoque en la armonización del flujo de energía (Chi), nos invita a organizar nuestros espacios para promover el bienestar.
Veamos qué consejos podemos extraer de estas corrientes para disfrutar de un hogar más tranquilo, armonioso y acogedor.
-Iluminación natural: la clave del bienestar
La luz natural es un antidepresivo natural. Mantén cortinas y persianas abiertas durante el día para permitir la mayor entrada de luz posible. Si es necesario, considera instalar tragaluces o ampliar las ventanas. La luz natural no solo mejora el estado de ánimo, sino que también ayuda a regular el ritmo circadiano, lo que puede favorecer una mejor calidad del sueño.
-Colores relajantes: un oasis de calma
Opta por una paleta de colores suaves y relajantes. Los tonos neutros, como el beige, el gris claro o el blanco roto, generan una sensación de calma y serenidad. Los colores pastel, como el azul cielo, el verde menta o el lavanda, también son excelentes opciones. Evita los colores demasiado brillantes o estridentes, ya que pueden resultar sobreestimulantes.
-Plantas: un toque de naturaleza
Las plantas no solo aportan belleza y frescura a tu hogar, sino que también purifican el aire y mejoran el estado de ánimo. Coloca plantas de interior en diferentes áreas de tu casa, como el salón, el dormitorio o el baño. Las plantas con flores también pueden añadir un toque de color y alegría. Además, incluir materiales naturales en la decoración, como madera, algodón, cuero o piedra, te ayuda a conectar con la naturaleza y crear un ambiente más acogedor.
-Muebles cómodos y funcionales: seguridad y confort
La funcionalidad en el diseño de interiores también influye en la salud mental. Elige muebles ergonómicos que proporcionen un buen soporte para la espalda y las articulaciones. Asegúrate de que la disposición del mobiliario favorezca una circulación fluida por la casa, evitando obstáculos que puedan generar incomodidad o estrés.
-Espacios personalizados: recuerdos y aficiones
Tu hogar debe reflejar tu personalidad e intereses. Decora con fotografías, recuerdos de viajes y objetos que te traigan felicidad. Crear un rincón especial para tus aficiones, ya sea la lectura, la pintura o la jardinería, puede marcar la diferencia en tu bienestar diario. Del mismo modo, destinar espacios específicos para la relajación, como un rincón de lectura o una zona de meditación, contribuirá a marcar la diferencia.
-Menos es más: un ambiente despejado
Un hogar desordenado puede generar estrés y ansiedad. Deshazte de los objetos innecesarios y mantén los espacios organizados. Además, aplicar algunos principios de diseño, como el equilibrio, la proporción, la simetría y el ritmo, pueden ayudar a crear una sensación de armonía y orden.
-Conexión con el exterior: un respiro de aire fresco
Si tienes un jardín o un balcón, aprovéchalo al máximo. Pasar tiempo al aire libre, disfrutar del sol y respirar aire fresco favorece el bienestar. Está demostrado que el contacto con la naturaleza reduce los niveles de estrés y puede contribuir a mejorar la presión arterial, la salud cardíaca, la piel y las afecciones respiratorias como el asma.
Recuerda que tu hogar es tu refugio, un lugar donde puedes ser tú mismo y disfrutar de la vida al máximo. Invierte tiempo y esfuerzo en crear un espacio que te haga sentir feliz, tranquilo y seguro.