Las capacidades cognitivas, en particular la memoria, normalmente disminuyen con la edad. Sin embargo, algunas personas pueden llegar a una edad avanzada con la función de memoria de personas 30 años más jóvenes. Son los conocidos como “superages” (superancianos en castellano), un término acuñado en 2012 por un equipo de la Universidad Northwestern, en Chicago, liderados por Emily Rogalski, para referirse a las personas de 80 años que parecen resistir mejor al envejecimiento, por factores físicos o de estilo de vida.
En este sentido, un nuevo estudio publicado en la revista Lancet Healthy Longevity observa que los superancianos, además de tener mejor memoria, se mueven más rápido y tienen mejor salud mental. Este último trabajo, que tomó datos de la cohorte del Proyecto Vallecas, dedicado a identificar marcadores tempranos de Alzheimer, vio, gracias a tecnologías de diagnóstico por imagen, que estas personas tienen más materia gris en áreas clave del cerebro.
Los investigadores tomaron imágenes de los cerebros de seis personas mayores que habían fallecido con un promedio de 91 años y los compararon con los cerebros de siete personas mayores cognitivamente que habían muerto después de los 80, con los de seis personas que habían fallecido a los 49 años y con los de cinco personas que tenían Alzheimer en las primeras etapas de la enfermedad.
En el análisis de los cerebros, se examinó la corteza entorrinal, donde se localiza el centro de control de la memoria del cerebro y uno de los primeros puntos al que afecta el Alzheimer. Además, midieron el tamaño de las neuronas y buscaron enredos de tau, un tipo de placa asociada con la demencia.
El resultado fue que las neuronas situadas en la corteza entorrinal responsables de la memoria son considerablemente más grandes en estas personas.
La observación de que los superancianos mostraron neuronas más grandes que sus pares más jóvenes puede implicar que las células grandes estaban presentes desde el nacimiento y se mantienen estructuralmente a lo largo de sus vidas, pero la forma en que las personas mayores las obtienen sigue siendo un misterio.
Además, una clasificación de aprendizaje automático que incluye 89 predictores demográficos mostró que una velocidad de movimiento más rápida (a pesar de que no hay diferencias entre los grupos en la frecuencia del ejercicio) y una mejor salud mental fueron los factores más diferenciadores.
Mientras los investigadores trabajan para comprender cómo detener los cambios en el cerebro que causan la demencia, hay algunas pautas que todos podemos tener en cuenta para mantener nuestro cerebro saludable a medida que envejecemos.
La neurocientífica Emily Rogalski, que dirige el estudio SuperAging en la Universidad Northwestern comparte algunos de los hallazgos de los científicos.
