Happy Group Of Senior People Smiling At Camera Outdoors – Older Friends Taking Selfie

Edadismo en el lenguaje: tomando conciencia

Edadismo es un término acuñado en 1969 por el gerontólogo Robert Butler para referirse a los prejuicios relacionados con la edad y cómo perpetuamos estereotipos e ideas preconcebidas sobre las personas mayores.

La discriminación por razón de edad está tan presente en nuestra cultura que la mayoría de la gente ni siquiera es consciente de ello hasta que son lo suficientemente mayores como para sufrir alguna discriminación laboral o algún comentario despectivo sobre su edad. El edadismo impregna nuestra sociedad y tiene consecuencias negativas para este colectivo. Por ello, es importante revisar nuestros comportamientos y el lenguaje que usamos cuando hablamos de las personas mayores, así como el tono que usamos cuando nos relacionamos con ellas. Uno de los primeros pasos para reducir la discriminación por la edad es aumentar nuestra concienciación.

La importancia de las palabras

 La Fundación ”la Caixa” cuenta con un glosario participativo para concienciar y evitar el lenguaje edadista que se manifiesta habitualmente con la infantilización y la despersonalización de la persona. Pensar que todas las personas mayores están enfermas o son “cascarrabias”, por poner dos ejemplos, se transforma en actitudes que influyen en cómo nos relacionamos con ellas, cómo percibimos sus capacidades o limitaciones o cómo las valoramos y reconocemos. Al final, se invisibiliza al colectivo, porque se da por hecho que poco o nada tienen que aportar.

Erdman B.Palmore publicó en 1999 el estudio “Ageism: Negative and Positive”, en el que se abordan cuestiones relacionadas con la discriminación por razón de edad y señaló la necesidad de establecer estrategias para combatirla, como promover acciones educativas individuales y colectivas sobre el envejecimiento; descartar las bromas relacionadas con la edad; evitar las generalizaciones que conducen a asociaciones erróneas, por ejemplo: “todos los ancianos están enfermos”; y repudiar cualquier publicación o política que tenga un componente edadista.

Desde el Ministerio de Sanidad señalan, también, diferentes herramientas para hacer frente al edadismo:

-Comprender el envejecimiento como una etapa más de la vida.

-Contrarrestar los conceptos negativos y estereotipados con el reconocimiento de la diversidad en la vejez apoyando la participación. Los cambios debidos a la edad deben ser objeto de respeto.

-La participación informada de las personas mayores en la toma de decisiones, especialmente en aquellas en las que están implicadas.

-Valorar a las personas mayores, tanto por su madurez, como por su experiencia y perspectiva.

El lenguaje puede transformarse en una herramienta del cambio en positivo; de ahí la importancia de detectar y corregir el que resulta edadista.

La Fundación Pilares, en su informe Personas mayores y lenguaje cotidiano. El poder de las palabras, ofrece una guía útil para aprender a usar términos y expresiones que eviten caer en él en el trato con los mayores, sobre todo con los más vulnerables. Repasa frases cotidianas del tipo: “total, para lo que le queda”, “ya está mayor”, “yo ya no…”, y alerta contra estas expresiones, que transmiten creencias de escaso valor en la vejez.

Del mismo modo que no vemos ni tratamos igual a niño de 5 años y a un adolescente de 15, tampoco se debe hacer lo mismo para las personas mayores, como si las personas de entre 50 y 100 años fueran un grupo uniforme. En la vejez, uno es el resultado de todo lo que ha hecho durante su vida, por lo que se requiere un nivel más sutil y complejo de aproximación. La propuesta es generar procesos de reflexión sobre lo que supone hablar de una u otra forma, para construir y consolidar un lenguaje que sea coherente y respetuoso con la singularidad e inclusivo con todas las personas.