Cuando hablamos de cómo funciona nuestro cerebro, tenemos interiorizado que a medida que van pasando los años el cerebro se va deteriorando y, junto con él, las habilidades de crear, razonar y memorizar información. ¿Esto quiere decir que los adultos jóvenes están en el punto máximo de inteligencia? La respuesta depende de qué estés midiendo y cómo.
“En cualquier edad estás mejorando en algunas cosas, estás empeorando en otras cosas y estás en una meseta en otras más”, dice Joshua Hartshorne, autor principal del estudio sobre capacidad cognitiva en relación con la edad. Esta investigación conjunta de la Universidad de Harvard y el MIT descubrió que algunas personas llegan a su esplendor en la tercera edad. Así, en las pruebas de vocabulario (dar la definición a palabras) los que mejor desempeño tuvieron fueron los que estaban entre los 65 y 75 años.
La inteligencia cristalizada
Esto se explica por lo que los psicólogos denominan inteligencia cristalizada, que refleja el conocimiento aprendido y la capacidad para relacionarnos con nuestro entorno. De modo que el desarrollo de las capacidades intelectuales puede ir progresando durante la vida en la medida en que el contexto vivencial y la motivación de la persona por seguir aprendiendo lo permitan.
En esta dirección apunta otra investigación realizada por científicos de la Universidad de Gotemburgo, en Suecia, que reveló que las personas que ahora tienen alrededor de 70 años sacan mucha mejor puntuación en tests de inteligencia que sus predecesores de la misma edad. Según los investigadores, este aumento en la capacidad intelectual de las personas del primer grupo con respecto a los demás podría tener su origen en unos mejores cuidados prenatales, en una mejor nutrición, en mejores tratamientos de la presión arterial y otras enfermedades vasculares, y en unas demandas intelectuales mayores, propias de nuestra sociedad actual (Internet, televisión, tecnología avanzada, etc.).
Sabios y creativos
Entre las personas mayores de 60 años se pueden encontrar muchas personalidades que acaban de iniciar actividades creativas. Por supuesto, el cerebro ya no es tan rápido como en la juventud. Pero, como hemos comentado, con la edad, es más probable que tomemos las decisiones correctas y estemos menos expuestos a las emociones negativas. De hecho, la edad media de un premio Nobel, un indicador para estudiar a qué edad los científicos producen su trabajo más innovador, es de al menos 65 años y mayoritariamente más de 72, según la BBC.
Porque el cerebro de las personas mayores no es más lento, sino más sabio, que el cerebro de los jóvenes, lo que permite a los adultos mayores alcanzar un nivel de rendimiento equivalente. Así lo indica, también, otra investigación realizada en el Instituto de Geriatría de la Universidad de Montreal por el doctor Oury Monchi y el doctor Ruben Martins. “Ya se sabía que el envejecimiento no se asocia necesariamente con una pérdida importante de la función cognitiva. Cuando se trata de determinadas tareas, el cerebro de las personas mayores puede conseguir mucho. Ahora tenemos pruebas neurobiológicas que demuestran que con la edad viene la sabiduría y que, a medida que el cerebro envejece, aprende a asignar mejor sus recursos. El cerebro joven es más reactivo al refuerzo negativo que el mayor”, indica el doctor Monchi.
Según las pruebas realizadas durante la investigación, cuando los participantes jóvenes cometieron un error y tuvieron que planificar y ejecutar una nueva estrategia para obtener la respuesta correcta, se reclutaron varias partes de su cerebro incluso antes de empezar la siguiente tarea. En cambio, cuando los mayores supieron que se habían equivocado, estas regiones solo se reclutaron al comienzo de la siguiente prueba, lo que indica que, con la edad, decidimos hacer ajustes solo cuando es absolutamente necesario. “Es como si el cerebro más viejo fuese más impermeable a las críticas y más confiado que el cerebro joven”, añade el doctor.
Y es que las neuronas del cerebro no mueren. Las conexiones entre ellas simplemente desaparecen si uno no practica actividad mental. Por eso, los investigadores recomiendan que, a partir de los 50 años, se aprendan teoremas matemáticos, o un nuevo idioma, algo que nos emocione o nos motive, algo que amamos y que obligue a nuestro cerebro a hacer un ejercicio intelectual.