Son muchos los estudios que explican por qué los mayores tienen mucha más probabilidad de triunfar ante una idea de emprendimiento que los jóvenes. De hecho, en Estados Unidos la edad media para iniciar un proyecto es de 45 años.
Emprender no es sólo tener una idea disruptiva y escalable, emprender es ser capaz de llevar a cabo esta idea, de introducirla en el mercado, de hacerla viable, de gestionar un equipo y de entender los retos de un entorno cambiante. Para empezar un proyecto emprendedor hay que tener el espíritu, tanto a los 50 años como a los 30 años. Contar con una idea de proyecto, un buen plan de negocio, un plan de acciones y el presupuesto necesario es clave para lograr emprender con éxito.
Muchas personas enfocan la madurez personal y profesional como una exploración de nuevos retos y una oportunidad para buscar nuevas alternativas de desarrollo personal y profesional. Y una de ellas puede ser emprender un nuevo negocio. También hay un grupo de personas mayores de 50 años que se sienten interesados por el autoempleo porque más que una opción, es un refugio para insertarse en el mundo laboral.
Más preparados
Ante este reto, las personas que están mejor preparadas para convertirse en empresarios son las que tienen niveles más altos de capital humano, capital social y capital financiero. El capital humano puede ser, por ejemplo, educación y la experiencia laboral. El capital social es su red social. Y el capital financiero sus activos financieros y su riqueza. Se ha demostrado que puedes tener más éxito en el emprendimiento si cuentas con estos activos.
Afortunadamente, estas formas de capital tienden a aumentar con la edad, porque has tenido más tiempo para cultivarlas. Como resultado, las personas mayores probablemente tengan más éxito empresarial que las más jóvenes ante un proyecto de emprendimiento.
A partir de los 50 años es mucho más habitual contar con una mayor experiencia en administración, marketing y finanzas, así como un conocimiento más rico y profundo de un sector o negocio que cuando uno es joven.
Sin embargo, antes de emprender debemos ser cautelosos: invertir los propios ahorros para la jubilación en un negocio, a menos que tengamos suficiente colchón financiero, es peligroso en caso de que ese negocio falle.
Una generación resiliente
Los baby boomers, nacidos del 1946 al 1964, forman un grupo que ha sido destacado por poner en valor el trabajo, la constancia, la honestidad y la fidelidad. Este grupo exhibe veteranía, destrezas y conocimientos que lo diferencian del resto y muchos de ellos no están en la edad de jubilación o bien viven una jubilación parcial o activa que les permite demostrar su valía, ética y compromiso social. La generación de los baby boomers ha pasado de la era analógica a la digital. Esto, unido a la madurez y la formación adecuada, les ha hecho ser más resilientes, con mayor adaptación al cambio y mayor capacidad de innovación para buscar soluciones donde hay un problema.
En el caso de querer liderar un proyecto, pueden optar por rodearse de gente más joven, lo que puede ser una muy buena idea para contagiarse de ideas nuevas. En realidad, los equipos deberían estar compuestos siempre por personas de diferentes perfiles, experiencia, cultura y edad. Diferentes visiones y opiniones enriquecen el resultado y todos debemos aprender de todos.
Pero cabe pensar que el emprendimiento es factible y hasta oportuno para las personas que ansían cumplir un sueño y que han encontrado lo que les motiva realmente en la vida, pero que no es aplicable a todo el mundo ni a todas las circunstancias. El problema no es la edad, pero debe ser una vocación, y debemos contar con las aptitudes y los medios adecuados.