La periodista y gestora cultural Eva Orúe ha tomado las riendas de la Feria del Libro de Madrid, y es la primera mujer nombrada directora del evento. Ha hablado con nosotros sobre la 81ª edición de la feria, que se celebra hasta el 12 de junio en el Parque de El Retiro, la cultura y el talento sénior.
Tras 80 años de vida, la Feria del Libro de Madrid ha nombrado por primera vez a una mujer como directora. ¿Qué ha significado para ti este encargo? ¿Crees que como mujer puedes aportar una visión distinta?
Es un encargo al que me presenté voluntaria, hubo dos rondas de selección, y al terminar la segunda salí elegida. Si me presenté es porque creo que estoy capacitada para dirigirlo, pero también es cierto que no es lo mismo la visión externa, que la visión que tienes cuando ya estás dentro de la organización. La feria es muy grande y, además, hemos tenido muy poco tiempo para preparar esta primera edición bajo mi dirección, confío en que la siguiente sea más calmada.
Ser la primera mujer tiene la importancia que tiene, significa romper una barrera. Podría haberla roto cualquier otra, y sobre todo creo que se podría haber roto antes, en un sector en el que el 65% de los trabajadores son trabajadoras. Así que me ha tocado a mí y estoy contenta y feliz. Respecto a la perspectiva, yo he sido mujer toda mi vida y siempre he trabajado desde mi punto de vista, que intentaré no imponer, pero sí aportar, a esta organización.
¿Cuál es la esencia de la Feria del Libro de Madrid frente a otras ferias del libro?
La esencia de la feria de Madrid, y de todas las ferias del libro en España, es que son ferias del libro populares, lo que quiere decir que no son profesionales. No son mercados de derechos, no se compra y vende entre editoriales o agentes. Aquí se compran libros. Vienen los lectores a encontrarse con los autores, y los libreros y los editores ofrecen los libros que tienen en su catálogo o en su almacén. Y eso es lo esencial de las ferias del libro españolas, que no son profesionales.
Uno de los objetivos es potenciar valores como la sostenibilidad. ¿Qué novedades encontramos en esta edición?
Respecto a la sostenibilidad, nosotros tenemos una responsabilidad enorme en la conservación del lugar que nos acoge, el Parque del Buen Retiro. Siendo conscientes de que nuestra entrada es algo invasiva, en el sentido de que montamos casetas y stands, nos toca cuidar el parque en el que estamos y queremos seguir estando. La feria mide su huella de carbono y la compensa desde hace mucho tiempo. Este año hemos eliminado la megafonía para reducir la contaminación acústica y los planos para reducir el papel. Quedan cosas todavía, tenemos que acabar con los dos generadores que metemos en el parque, o conseguir reducirlos a uno, ya que el parque no tiene capacidad eléctrica suficiente. Hay tarea todavía, pero vamos haciendo y yo creo que es una obligación además de una convicción, tenemos que cuidar este parque como si fuese nuestra propia casa, que lo es.
Has comentado en alguna ocasión que la feria también pretende explicar el mundo en el que vivimos. ¿Consideras que las ferias editoriales son una manera de impulsar la cultura?
La idea es que aquí hay mucha gente que viene, editores, libreros, autores, y básicamente lo que hacen es presentar las obras que han escrito. Pero yo creo que también se puede abordar de una manera ligeramente distinta. En lugar de hablar solo de un libro, hablemos de asuntos sobre los que se han escrito libros. Por lo menos, en las actividades que hemos organizado desde la dirección de la feria, o que hemos impulsado, lo que hemos procurado es poner sobre la mesa asuntos que nos parecen de relevancia en este momento y encontrar a aquellos autores que han escrito sobre ello para que nos acompañen en los diálogos, las conversaciones y las entrevistas. La idea es que todo está en los libros. Hay libros sobre todo y tenemos autores que nos pueden explicar casi cualquier cosa.
¿Cómo te ayuda tu experiencia como escritora y comunicadora para dirigir la feria?
Mi abuela siempre me decía que yo era aprendiz de todo, pero maestra de nada. En esta tarea en la que estoy ahora, hay tres cosas que he hecho y que me han ayudado. He escrito libros, aunque no soy escritora, he promocionado libros, porque he tenido una agencia de comunicación dedicada a la promoción cultural, y además he trabajado en los medios de comunicación, por lo que tengo un conocimiento extenso de cómo son estos en España. Y son tres cosas que en un puesto como el que ocupo ahora mismo son de tremenda utilidad. Tienes que entender el sector, saber cómo promocionarlo y conocer a quiénes te pueden ayudar a promocionarlo, en este caso periodistas o medios de comunicación.
¿En España se lee poco?
En España se lee poco en comparación con nuestros vecinos europeos (Francia, Italia, Alemania, Reino Unido…). Las cifras han mejorado, pero siguen siendo bajas para un país occidental. Hay una tarea todavía pendiente para acercar a más españoles al mundo del libro. Y, además, creo que es una tarea que nos compete en parte, pero que en definitiva no somos más que una feria que dura 17 días, así que es una tarea que hay que realizar, sobre todo, desde otros ámbitos del mundo editorial.
Para ti también ha supuesto dar un salto del periodismo a la gestión cultural. ¿Qué te gusta más?
A mi lo que me gusta es no especializarme. Desde que empecé a trabajar en el mundo del periodismo, cuando empecé a trabajar con Luís del Olmo hasta que fui corresponsal durante diez años y demás, lo que más me gusta es no especializarme. Me gusta picotear aquí y allá. Para mí, la gracia está en conocer un poco de todo y mantener la curiosidad intacta.
En la feria se mezclan escritores sénior con gente muy joven, como influencers o youtubers. ¿Cómo se mantiene el equilibrio?
Contentar a todo el mundo es imposible, pero estamos intentándolo. Aquí hay libreros, editores y distribuidores. El equilibrio es complicado, pero trabajamos para que sea lo más satisfactorio posible, teniendo en cuenta que la feria de Madrid pertenece al gremio de librerías.
Tienes 60 años, ¿crees que en España se valora suficientemente el talento sénior?
El talento senior en este país se aprovecha poco. Estamos hartos de ver noticias de empresas que proceden a jubilaciones masivas por el mero hecho de haber llegado a los 55. Para mi eso es un drama. Yo considero un privilegio, aunque debería ser lo normal, que con 60 años se me haya considerado la persona adecuada para dirigir la feria. Porque si a los 60, después de 40 años trabajando y acumulando experiencia, no estamos para seguir aportando, sería triste. Frente aquellos que dicen que la gente mayor no tiene las habilidades que el mercado laboral exige ahora, lo que digo es que, en general, los mayores tenemos experiencia que podemos poner al servicio del trabajo y de nuestros compañeros; y enormes ganas de aprender.