Meditation Under Sunset

La importancia de la espiritualidad al final de la vida

El término espiritualidad (del latín spiritus, espíritu) hace referencia a una experiencia íntima y directa de algo más grande, que sobrepasa a la persona. Es una experiencia que nos permite trascender, ir más allá de lo perceptible e inteligible para reencontrarnos con nuestra esencia. La mayoría de las religiones y tradiciones de sabiduría hablan de una conexión con el todo que nos llena y da sentido a nuestra vida. Es decir, la espiritualidad nos permite percibir una dimensión más grande que nuestra individualidad.

Aunque la variedad de creencias y costumbres espirituales es tan diversa como las personas que las practican, la espiritualidad comporta un sentido de propósito y significado. Es lo que te da una sensación de valor en la vida porque su alcance es enorme y también incluye respuestas a preguntas tan profundas como, “quién soy yo”, “de dónde vengo”, “cuál es el propósito de la vida”, “dónde iré después de la muerte”, etc., llegando al concepto de infinito.

En palabras del escritor Francesc Miralles, “en un mundo lleno de prisas, ansiedad y malas noticias, conectar con uno mismo y con la dimensión más trascendente de la vida es un bálsamo. Más allá de las religiones y creencias preestablecidas, la práctica espiritual nos da herramientas para recobrar el equilibrio y la serenidad en medio del caos”. Y es que, en una sociedad regida totalmente por la mente y el pensamiento, la práctica de la espiritualidad es un camino que nos puede abrir a la trascendencia de los límites naturales.

La perspectiva filosófica o religiosa no dual mantiene que no hay una distinción fundamental entre mente y materia, o que el mundo fenomenológico es una ilusión. Muchas tradiciones (generalmente asiáticas) establecen que la verdadera condición o naturaleza de la realidad es no dual, y que las dicotomías son irreales.

Cómo conectar con nuestra espiritualidad

El desarrollo espiritual es una capacidad innata en todo ser humano. El despertar espiritual nos puede abrir a una nueva perspectiva de nosotros mismos y de la vida, haciéndonos cambiar las prioridades y madurar como personas y, en la medida en que podamos ir aceptando nuestra vulnerabilidad e incluso nuestra propia muerte, abrirnos con mayor intensidad al gozo de la vida.

La enfermedad, el sufrimiento y la proximidad de la muerte son ocasiones especiales para la emergencia espiritual, pues en ellas se abre la oportunidad del encuentro con uno mismo, con los demás y con lo que nos trasciende.

El escritor y guía espiritual Eckhart Tolle ha impactado a millones de personas con su enfoque en la importancia de estar presente en el momento actual, y sus libros El poder del ahora y Un nuevo mundo, ahora se han convertido en bestsellers. Tolle nos recuerda que el pasado ya no existe y el futuro es solo una proyección de la mente con las siguientes palabras: “Si alguien muy cercano a ti muere, se añade una dimensión. Puedes sentirte profundamente triste. La forma también era preciosa, aunque lo que tú amabas era la no-forma. Y, sin embargo, lloras a causa del desvanecimiento de la forma. Ahí también llegas a una aceptación —especialmente si estás familiarizado con la muerte y realmente sabes que todo muere—, puedes aceptar más fácilmente cuando alguien muy cercano a ti fallece. Sigue habiendo una profunda tristeza, pero entonces observas las dos dimensiones al mismo tiempo: el exterior que llora y el interior y más esencial que está profundamente en paz, como si te estuvieran diciendo “No existe la muerte. Es paz”.