Obesity Prevention, Conscious Eating, Nutrition Choices, Mindfulness And Healthy Lifestyle. Woman Ch

Los beneficios del ‘Mindful Eating’

La atención plena consiste en centrarnos en el momento presente, al tiempo que reconocemos y aceptamos con calma nuestros sentimientos, pensamientos y sensaciones corporales. Aunque es una práctica comúnmente utilizada para aumentar la relajación, los principios de la atención plena también se aplican a la alimentación, permitiéndonos alcanzar un objetivo de salud global.

En nuestro ajetreado día a día, habitualmente comemos mientras estamos trabajando, conduciendo, leyendo, mirando televisión o hablando… no somos plenamente conscientes de lo que estamos comiendo. Y esta falta de conciencia, puede estar contribuyendo a que comamos de más, o comer alimentos poco recomendables que derivan a otros problemas de salud.

Además, la relación de la comida con nuestro estado de ánimo puede ser tan estrecha que los expertos hablan de hambre emocional. En este caso, las ganas de comer no responden a una necesidad fisiológica. Es decir, no lo hacemos porque tengamos hambre. Para ayudarnos a diferenciar estas dos experiencias, el hambre física de la emocional, a menudo se explica que el hambre física aparece poco a poco y el hambre emocional aparece de repente. Mientras que cuando tenemos hambre física todo tipo de alimentos nos van bien, cuando sentimos hambre emocional optamos por alimentos ricos en azúcares y grasas. Es por ello, que un número cada vez mayor de nutricionistas recomiendan seguir programas de atención plena o Mindful Eating que nos permitirán diferenciar qué tipo de hambre sentimos y cómo debemos responder.

Qué pasa cuando prestamos atención

La alimentación consciente nos permite revisar nuestros hábitos alimentarios, pero no para perder peso, sino para ganar salud y bienestar.

Comer atentos es un enfoque que involucra llevar una conciencia plena al proceso de alimentación, a todos los sabores, olores, pensamientos y sensaciones que surgen antes, durante y después de una comida.

Entre los beneficios de su práctica, los expertos destacan que permite sintonizar con la sabiduría del cuerpo en relación con qué, cuándo y cuánto comer; nos permite sentirnos plenamente satisfechos, e identificar nuestros hábitos y patrones alimenticios. Todo ello nos ayudará en el mantenimiento de un estilo de vida saludable a largo plazo: aumentado la flexibilidad en nuestra relación con la comida, mejorando el control del peso, disminuyendo la autocrítica y aumentando la aceptación y la amabilidad con nosotros mismos.

Además, evitar la distracción y prestar más atención al alimento que se está comiendo, junto con la memorización de los alimentos consumidos en la comida anterior, podría disminuir el consumo de alimentos en la próxima comida.

Sin duda, obtendremos un mayor placer de los alimentos que comemos, a medida que aprendemos a reducir la velocidad y a apreciar más plenamente cada bocado. También tomaremos decisiones más saludables sobre lo que comemos si nos centramos en cómo nos hace sentir cada tipo de alimento, y mejoraremos la digestión comiendo más despacio.

Si bien puede ser poco realista suponer que podremos comer conscientemente cada comida, puede ser transformador observar e incorporar algunos de hábitos conscientes en nuestra rutina diaria. Por ejemplo:

-Evitar todas las pantallas (teléfono, tablet o televisión) en el momento de comer

-Comer sentado, nunca de pie o caminando

-Comer porciones más reducidas

-Hacer una pausa de un minuto o dos antes de empezar a comer para contemplar el plato

-Contemplar el color, la textura, el aroma e incluso los sonidos que emiten los diferentes alimentos al prepararlos

-Tomar pequeños bocados y dejemos los utensilios sobre la mesa después de cada uno

-Masticar bien hasta saborear todos los ingredientes y condimentos