El pilates es un conjunto de ejercicios, muy variados, que pueden practicar personas de cualquier edad, dado que existen distintas rutinas para llevarlos a cabo que implican un mayor o menor grado de dificultad.
Por ello, cada vez son más las personas que eligen el pilates para cuidarse por fuera y también por dentro, porque se basa en la realización de movimientos suaves pero que implican un trabajo muscular suave e intenso a la vez y, además, aplica técnicas de concentración y relajación.
Una sesión de pilates consiste en realizar una serie de ejercicios que exigen una combinación de fuerza y resistencia, junto a una buena capacidad de concentración que permita la toma de conciencia del propio cuerpo y de lo que estamos haciendo. Porque, en pilates, si no realizas los movimientos de manera controlada y precisa, si no activas la musculatura necesaria en cada ejercicio, será difícil que consigas los resultados que buscas. Aprender a mover de manera independiente una parte de tu cuerpo en cada ejercicio, en lugar de moverte en bloque, es lo que aumenta la propiocepción.
Además, el pilates se basa en la alineación. La posición de tus pies, de tus manos… todo es importante. Antes de empezar una sesión de pilates, revisa que partes de una buena postura. Si empiezas a moverte sin prestar atención a cómo estás colocado, seguramente no consigas realizar el ejercicio de manera correcta. En particular, se trata de controlar la cabeza, la caja torácica y la pelvis, porque son los tres pesos principales del cuerpo y, si los controlas, podrás usar bien tu centro, la región abdominal, lumbar y glúteos, que son el motor de todos los movimientos que se ejecutan en el método.
La respiración en pilates es otro pilar fundamental. Del mismo modo que la corrección e higiene postural es básica e imprescindible para la ejecución de los ejercicios, según su creador, Joseph Pilates, la corrección postural debe partir de una correcta respiración. Nunca debes contener la respiración, porque te ayuda a usar tu centro correctamente.
En Pilates, inspiraremos tratando de llevar el aire hacia las costillas, abriéndolas lateralmente y dando una mayor amplitud a la caja torácica. Al espirar, hundiremos el ombligo hacia la columna y hacia arriba para acabar cerrando las costillas. Generalmente, realizaremos la parte del ejercicio que requiera un mayor esfuerzo durante la espiración, porque nos ayuda a proteger la espalda y distender el abdomen.
Los errores que debemos evitar
-Al empezar pilates, sentimos que nos están dando demasiada información: la conexión con el centro, el movimiento, la postura… Es preferible centrarse en un aspecto e ir avanzando poco a poco.
-No te apresures, en realidad es más difícil hacer algo más lento que rápido si te concentras y trabajas de forma lenta y precisa.-Si no consigues sentir el movimiento de la caja torácica cuando respiras, trata de respirar de manera natural, porque, si no, la tensión bloqueará aún más tu respiración. Con la práctica sentirás como el tórax se vuelve más flexible y aumenta tu capacidad respiratoria.
-La cabeza siempre tiene que estar alineada con la columna, minimizando las posibilidades de cualquier lesión cervical a consecuencia de una postura inadecuada.
-Dependiendo de la postura, es habitual que sin darnos cuenta apliquemos cierta tensión en la zona de los hombros para poder realizarla de manera correcta, sin darnos cuenta de que podemos provocarnos una lesión.
-Es posible sentir algo de dolor en determinadas posturas. Sin embargo, no hay que acostumbrarse a ello. Si en un ejercicio no nos sentimos cómodos, debemos encontrar el punto en el que comencemos a hacerlo.
–Dependiendo del momento del día en el que vamos a realizar la actividad, conviene ajustar nuestras pautas alimenticias. Hay que comer con el suficiente tiempo de antelación como para que nuestro cuerpo pueda realizar la digestión.