La industria de la moda ha vivido un cambio significativo en los últimos tiempos. Mientras que hace unos años era complicado ver sobre las pasarelas y en las revistas a modelos que superaran la treintena, cada vez son más las firmas y marcas que optan por perfiles maduros para sus campañas y desfiles. Son los modelos golden o timeless, como se les conoce dentro del sector. Estos términos hacen referencia, sobre todo, a mujeres maduras que superan los 60 años. Prueba de ello es que cada vez las vemos más en las principales pasarelas del mundo y en los catálogos de firmas.
Se calcula que en 2050 la población española mayor de 65 años constituirá el 37% del total, de forma que una gran parte de los consumidores del país pertenecerán a esta franja de edad. Esto significa que la tercera edad es un sector en el que la industria de la moda debe fijarse y para el que hay que trabajar de manera específica. Para las marcas este dato no pasa desapercibido.
Empieza el cambio
En 2015, la escritora Joan Didion sorprendió a la industria de la moda convirtiéndose, con ochenta años, en musa de la línea de accesorios de Celine. Pero hoy en día a nadie sorprende que la campaña de The Attico utilice a modelos mayores para ejemplificar la elegancia y excentricidad milanesa.
Una de las modelos de más edad es la británica Daphne Selfe, de 94 años. Empezó en el modelaje con 21 años, pero fue redescubierta cuando tenía 70 años y entró en el Libro de los Récords Guinness como la supermodelo más anciana del mundo. Colega de Selfe es la estadounidense Carmen Dell’Orefice, que tiene 91 años y ostenta el título de la modelo que lleva más años en activo, nada menos que 75.
Lauren Hutton, con 79 años, y Jan de Villeneuve, con 72, siguen conquistando con su aspecto elegante las portadas y pasarelas.
A nivel nacional, una de las modelos maduras de más renombre es la menorquina Alicia Borràs (78), que fue miss España en 1965, al igual que la canaria Pino Montesdeoca, que sigue en las pasarelas a sus 60 años.
Diane Keaton (77) ha protagonizado recientemente la campaña Heritage Made Modern de J. Crew; Isabelle Huppert (69) ha posado como ejecutiva para Balenciaga y Jeff Goldblum (70) ha sido imagen del hombre de Prada. Al igual que Jane Fonda (85) o Helen Mirren (77), que han publicitado cremas antiedad y tinte capilar, porque son el mejor ejemplo de que la belleza no tiene edad.
Ante todo, diversidad
Por supuesto la edad no está reñida con la elegancia, el estilo y la actitud. Y tiene toda la lógica utilizar modelos que representen la diversidad social. Pero si las firmas deciden elegir celebridades cada vez más entradas en años es para demostrar su atractivo intergeneracional: así los adultos se sienten identificados y los jóvenes se ven atraídos por un modelo a seguir.
Se trata de una generación que también ejemplifica la libertad, porque han llegado a una etapa personal en la que lo que cuenta es lo que uno quiere o no quiere llevar. Así, vemos a los modelos con estilos desenfadados, cómodos y divertidos, llenos de optimismo, que redefinen los códigos de vestimenta estrictos que puedan asociarse a cumplir años.
Pero podemos preguntarnos si los mayores que aparecen en las campañas son realmente una representación social o la moda sigue, una vez más, vendiendo sueños.
Aunque la situación está cambiando, este colectivo está especialmente infrarrepresentado y estereotipado por la mayoría de las marcas, según un estudio realizado por la agencia Sra. Rushmore. El estudio, elaborado antes de la pandemia, pone números a esta realidad en la que, según sus datos, solo el 11% de los protagonistas de los anuncios de televisión son mayores de 50 años. La situación se complica además a medida que se cumplen años, agravándose a partir de los 65 años, cuando el porcentaje baja al 3% o al 1% cuando se cumplen los 71 años.