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Patricia Schmidt: “En pastelería adoro las novedades, lo diferente, el punto de fuga, la sorpresa”

Detrás de cada pastel, cada galleta, cada dulce bocado, hay una historia, una inspiración y un proceso creativo fascinante. Hoy vamos a adentrarnos en el mundo de las creaciones pasteleras de la mano de una experta, una apasionada que convierte ideas en delicias: Patricia Schmidt, cake designer y sugarcrafter en Escribà.

-Estudiaste repostería en algunas de las más prestigiosas instituciones de Estados Unidos e Inglaterra, como el International Culinary Institute, el Wilton Schoool, el Institute of Culinary Education y la Squires-Kitchen School. ¿Qué recuerdos tienes de esa época?

Mis recuerdos son de la belleza de los pasteles y de cómo las formaciones eran completas, tanto en el contenido de las clases en términos de recursos como en maquinaria y herramientas. Recuerdo que había una batidora donde cabía una persona dentro… Increíble. Tengo en la memoria a mi primera profesora, que había sido diseñadora en la joyería Tiffany & Co. de Nueva York, y había trasladado su conocimiento de arte a las tartas con técnicas que imitaban vitrales, cloisonné, o porcelana. He tenido la oportunidad de conocer a profesionales y artistas interesantísimos. Aprender una determinada parte del arte de la pastelería directamente del profesional que yo admiraba, de la fuente, fue todo un privilegio. Y si el criterio para aprender es el de uno mismo, pues mejor.

Mi vida de aprendizajes se resume en curiosidad e ilusión, mucho trabajo, muchas horas de clases, prácticas y errores. También mucho ahorro para poder costearme viajes a países lejanos con conversiones de moneda desfavorables para la moneda brasileña; y sobre todo de los libros, la parte más pesada. Por aquel entonces no existían los cursos online y muchos libros ingleses traducidos no eran precisos, de forma que me encontraba unidades de medidas diferentes y algunas explicaciones no eran de todo completas para la ejecución. En Brasil, tampoco teníamos muchas herramientas para trabajar. La formación era complicada y muchas escuelas tradicionales de pastelería no incluían toda la técnica y arte decorativa del azúcar en sus programas. Así que yo misma me monté lo que quise aprender y con quien creí oportuno en cada una de las disciplinas que me interesaban, lo que supuso viajar mucho.

-¿Crees que tus estudios en publicidad y marketing han podido influir en tu carrera como cake designer de alguna forma?
Era una pasión, un sueño que yo tenía desde los 15 años, cuando viví como estudiante de intercambio en un pequeño pueblo en el interior de Nueva York. En la casa donde vivía, los pasteles eran siempre un acontecimiento, los decoraban en casa, ya que en los supermercados había de todo: glasa real de colores, fondant, sprinkles… Cuando volví a Brasil tuve claro lo que quería hacer, pero mi madre también tenía claro que la universidad era lo primero. Así que me gradué en Publicidad y Marketing, trabajé en el sector y solo empecé a hacer pasteles una vez que nació mi hijo.
Creo que cuando algo te apasiona quieres probar de todo, técnicas y materias primas distintas. A lo largo del tiempo, fui mejorando los acabados y detalles y aprendí a componer un pastel con diferentes tipos de dulces, caramelos, pastas de azúcar, chocolate, glasa real…, lo que enriquece cada uno de los proyectos, fiestas o tartas. Me especialicé en los detalles. Empecé con los modelados y ahora mismo me dedico mucho a las flores de azúcar porque tengo la paciencia necesaria para hacerlas y que parezcan lo más realistas posible, ya que toman mucho tiempo. Aristóteles decía que “somos lo que hacemos día a día, así que la excelencia no es un acto aislado, si un hábito”.

Como el saber no ocupa lugar y todo suma, creo que mis estudios de Publicidad me llevan a buscar, con entusiasmo, los principios y orígenes de la decoración de azúcar en diferentes momentos de la historia de la humanidad. Colecciono libros de pastelería antiguos, en los que busco las piezas de azúcar a lo largo de la historia, los orígenes de las primeras flores de azúcar, las recetas, técnicas, herramientas e influencias.

-¿Qué aprendizajes y experiencias destacas de tu colaboración con Christian Escribà?

Con Christian he aprendido mucho sobre el entretenimiento y el arte de reunir a los especialistas necesarios para sustentar, apoyar y soportar las ideas pasteleras más alocadas que se te pueden ocurrir. Desde la manera de presentar o esconder las tartas (con un telón con electroimanes, luces y magia, o un pastel de boda en un food truck) a los pasteles en la pared, los pasteles que vuelan, los pasteles que explotan utilizando la realidad aumentada…, he aprendido el arte de la improvisación, de la creatividad y de saber comunicar una manera de ver y entender la pastelería.

Vivir la tradición pastelera catalana en Escribà es entender el peso que tiene un negocio de casi 120 años, una cultura auténtica y una manera de expresarse. Me encanta que para comprender la pastelería ligada a las tradiciones uno tenga que esperar todo un año, es decir, aquí hay dulces que son para una época concreta del año como los panellets, los turrones, los buñuelos…, lo que la hace cada mordisco aún más especial, al ser un momento efímero, pasajero y rápido.

Compartiendo tu vida y tu profesión con tu pareja, ¿cómo equilibras tu vida personal y profesional?

Compartir vida y trabajo con la pareja no es fácil, sobre todo en una empresa familiar tan tradicional, que tiene una identidad e historia única en la ciudad y en el mundo. La tradición tiene mucho peso a la hora de hacer cambios, y el traspaso generacional es inminente, por lo que todo es un poquito más difícil. El equilibrio tiene nombre y se llama terapia. Hay momentos en los que necesito apartarme, tomar un respiro en mi país, junto a los míos, para volver con otro punto de vista y con perspectiva.

-¿Qué métodos utilizas para mantener la inspiración y cuáles son las creaciones que más disfrutas hacer?

Saco la inspiración de los sitios más diversos, desde un elemento decorativo navideño hasta un vestido. Al ser una amante de la artesanía, muchas veces traslado a mis pasteles la inspiración de la costura: flores de tela, patchwork, texturas y volumen. Adoro las novedades, lo diferente, el punto de fuga, la sorpresa.

-¿Qué emociones o sensaciones deseas que la gente experimente al probar tus creaciones?

Tengo la ilusión de superar la expectativa de la persona que encarga el pastel, cuando en la entrega puedo ver su cara iluminada. Lo más fascinante que tiene la pastelería es la cantidad de emociones que deja en las personas. Los pasteles se convierten en el hilo conductor de un evento especial, nos impregnan de notas gastronómicas inolvidables, forman parte de nosotros desde la tierna infancia en los momentos alegres de nuestra vida.

-¿Qué tendencias crees que definirán el futuro de la pastelería en los próximos años?

Yo apostaría por la inspiración tecnológica juntamente con la artesanía, el retorno a la sencillez, la autenticidad local, los sabores clásicos y el placer de la experiencia. Un ejemplo sería el pastel de nueces de mi madre, ahora mismo me lo estoy imaginando…

-¿Tienes algún sueño o meta que aún te gustaría alcanzar?
Me gustaría escribir otro libro en el que pudiera enumerar todos los pasteles del mundo y trazar un timeline de orígenes, fechas y lugares de cada uno de ellos en la historia. ¿Me ayudas?