El testamento vital es un documento que permite que cada persona pueda decidir cómo será el final de su vida. A pesar de haber ganado popularidad por la pandemia de COVID-19, este trámite sigue siendo poco usado.
El Documento de Voluntades Anticipadas o Documento de Instrucciones Previas, conocido también por el nombre genérico “testamento vital”, es un documento en el que una persona deja constancia de aquellos cuidados y tratamientos a los que desea someterse o no en el caso de ser incapaz de expresar su voluntaden el futuro. También permite dejar constancia sobre el destino del cuerpo y los órganos después de su fallecimiento.
Así pues, el testamento vital es una herramienta para que las personas puedan asegurarse de que se cumplirán sus deseos en caso de perder la facultad de decidir, ya sea por enfermedad, como la demencia o el Alzheimer, o por accidente.
En este documento quedan reflejados los deseos de su autor o autora con respecto a los siguientes puntos:
- Los cuidados o tratamientos a los que se quiere someter o no, como, por ejemplo, medicamentos, calmantes o tratamientos quirúrgicos.
- Si quiere someter su cuerpo a tratamientos experimentales.
- Si desea recibir asistencia religiosa.
- Si desea poner fin a su vida mediante eutanasia.
- Si, después de fallecer, quiere donar su cuerpo u órganos a la ciencia.
- Si desea ser enterrado o incinerado.
- También permite designar a un representante de confianza para que represente a la persona afectada ante su equipo médico.
De este modo, el testamento vital permite que cada persona pueda decidir cómo será el final de su vida, libera a los familiares de la responsabilidad de tomar decisiones difíciles y orienta al equipo médico sobre cómo actuar respetando la voluntad del paciente.
¿Cómo se hace el testamento vital?
El testamento vital está regulado a nivel nacional por el Real Decreto 124, por el que se regula el Registro Nacional de Instrucciones Previas y el correspondiente fichero automatizado de datos de carácter personal, y por las comunidades autónomas, que han elaborado sus respectivas normativas. Por ello, en caso de querer realizar el testamento vital, se deberá consultar la información y las instrucciones que proporcione la comunidad en la que se reside.
Puede realizar testamento vital toda persona mayor de edad, o menor de 18 años y mayor de 16 si está emancipada y en pleno uso de sus facultades mentales. Además, se debe otorgar libremente, es decir, sin coacción, y por escrito.
Si bien cada comunidad autónoma establece su propia normativa, existen básicamente tres formas de hacer el testamento vital. En primer lugar, el modo más habitual es la formalización ante notario, pese a que supone un coste. En segundo lugar, se puede realizar un documento privado ante tres testigos, que no pueden tener relación patrimonial con el testador ni ser sus familiares directos, aunque conviene consultar la normativa autonómica correspondiente para cumplir con todos los requisitos. Finalmente, también se puede hacer ante un funcionario habilitado del registro autonómico.
Además, para que el testamento vital tenga efectos y se pueda cumplir en todos los centros médicos del Estado, se debe registrar en el Registro de Voluntades Anticipadas que gestiona cada comunidad. De este modo, en caso de no encontrarse en la comunidad autónoma de residencia y que fuera necesario llevar a cabo algún procedimiento reflejado en el testamento vital, las voluntades de la persona afectada serían respetadas. Para el registro, se debe aportar una copia del documento siguiendo el formato exigido por la comunidad ante la cual se presenta, una copia del historial clínico y el DNI del declarante, de los representantes (en caso de haberlos asignado) y de los testigos, si se ha optado por el documento privado o presentado ante la Administración.
En caso de cambiar de opinión, la persona que ha hecho testamento vital puede modificarlo o anularlo en cualquier momento, siempre y cuando todavía mantenga las facultades mentales para decidir. En el caso de anularlo, se recomienda recuperar y destruir el documento original y todas sus copias, además de hacérselo saber a los testigos, en caso de que los hubiese.
Aunque el testamento vital es un procedimiento relativamente sencillo de hacer y que presenta muchas ventajas, puesto que aporta la tranquilidad de poder controlar cómo morir, es poco conocido y muy pocas personas recurren a él. Según el Registro Nacional de Instrucciones Previas del Ministerio de Sanidad, a enero de 2022, menos del 1% de la población ha registrado su testamento vital. Aunque redactar el testamento vital es un proceso que puede generar aprensión, si se hace de manera bien informada tras una cuidadosa reflexión sobre las voluntades propias, puede resultar liberador y proporcionar mucha seguridad.