¡Regístrate Gratis! – Dispondrás de productos, viajes y descuentos exclusivos. ¡Ganarás tu primer CLUBI!

mangeles-duran

¿Qué es envejecer?

Artículo de Mª Ángeles Durán, socióloga e investigadora del Consejo Superior de Investigaciones Científicas

Cuando en las encuestas se pregunta qué es envejecer, o quién es viejo, las respuestas son heterogéneas. Aunque mucha gente asimila envejecer con alcanzar los 65 años, gran número de respuestas se refieren a otras situaciones, como la jubilación, la pérdida de salud, el estilo de vida, o el talante personal. Entre quienes señalan la edad, hay quienes ponen la frontera del envejecimiento en los 55 años y quienes lo suben hasta más de los 80.

Por otra parte, no es lo mismo el envejecimiento de una persona concreta que el envejecimiento de una sociedad entera, que se produce cuando una parte importante de sus miembros alcanza edades longevas. En sociedades con mayoría de población joven, las instituciones y la organización de la vida cotidiana no están preparadas para las personas mayores, pero una sociedad en la que gran parte de la población rebase los 65 años, puede y debe organizarse de tal modo que las personas de 65 o incluso de 80 años no sean consideradas ancianas.

Actualmente, en España, hay nueve millones y medio de personas mayores de 65 años, una cifra que supera a la de la generación que tiene actualmente entre 15 y 30 años. Por decirlo coloquialmente, ser mayor es “normal” en las sociedades de demografía madura, y cada vez lo será más en el futuro.

Hablar de los mayores como si fueran un grupo homogéneo es un error considerable. Entre los mayores hay grandes desigualdades y la más importante no es la económica sino el nivel de salud. Las encuestas de salud diferencian varios niveles de salud autopercibida, y se aprecia claramente la lenta pero continua pérdida de salud a medida que avanza la edad. Sin embargo, incluso en el grupo que tiene más de 65 años, la mayoría declaran que tienen buena salud.

Cada vez es más numeroso el grupo de personas que ya han abandonado el mercado laboral, pero mantienen una excelente salud y energía vital, así como una situación económica suficientemente estable y desahogada. Dentro de este grupo ha surgido un nuevo tipo de personas mayores que atraen poderosamente la atención de las empresas:  podemos llamarles Los Guapos Viejos o, de modo más glamuroso, los Beautiful Oldies. Estos viejos guapos, con buena capacidad económica y de innovación social, disponen de tiempo para consumir servicios de todo tipo, y también para dedicarse a tareas solidarias y creativas. No encajan bien en las formaciones políticas habituales, pero tienen un alto potencial político y pueden convertirse en agentes de cambios sociales importantes si generan redes asociativas fuertes.

Simultáneamente, existen personas mayores que atraviesan situaciones de mala salud y grandes carencias económicas y afectivas. A partir de la edad de jubilación, a los jubilados les queda una esperanza de vida superior a 20 años, en los que dependen totalmente del sistema de pensiones y de los ahorros acumulados en la época activa. Las mujeres son más longevas, pero una de cada tres mujeres mayores de 65 años no tiene ningún ingreso propio y, entre las jubiladas, sus pensiones solo alcanzan como media dos tercios de las de los hombres. Aparentemente, las mujeres gozan de una ventaja biológica que les permite vivir más años, pero esta ventaja está neutralizada porque su morbilidad es mayor y, además, tienen peor cobertura por los sistemas de protección social.

Cuando las sociedades alcanzan la madurez demográfica, como ya ha sucedido en España, todas las instituciones han de transformarse y ajustarse a este cambio revolucionario: cambia la forma de familia, la estructura productiva, el urbanismo, la estética, e incluso la moral. Uno de los cambios más recientes ha sido el reconocimiento legal del derecho a decidir en determinadas circunstancias al final de la vida, un derecho que va estableciéndose progresivamente en todos los países desarrollados.

El proceso de adaptación a la madurez demográfica no ha hecho más que empezar, y camina a pasos agigantados.