Las nuevas tecnologías han impactado de lleno en la industria de los servicios financieros con gran variedad de productos, aplicaciones, procesos y modelos de negocios que han transformado la forma tradicional de brindar servicios bancarios y financieros. Ahora interactuamos con nuestro banco usando tecnología móvil. Hacemos pagos, transferimos dinero y realizamos inversiones utilizando una variedad de herramientas nuevas que no existían hace unos años; son las finanzas digitales.
Esta digitalización del mundo financiero es imparable y se espera que los pagos electrónicos sigan creciendo, algunos incluso apuntan a una sociedad sin efectivo. Según un informe de PwC en 2030, los pagos electrónicos prácticamente se triplicarán en el mundo, hasta superar tres billones de operaciones. Y entre 2020 y 2025 las transacciones electrónicas crecerán un 82%, pasando de un billón a 1,8 billones de operaciones.
No sabemos qué forma tomarán los sustitutos que reemplacen a los billetes y las monedas, ya se trate de aplicaciones de teléfonos móviles o wearables, las monedas digitales (criptomonedas privadas o monedas digitales de bancos centrales), o si habrá una pluralización de monedas. Pero el Banco Central Europeo (BCE) y los servicios de la Comisión Europea están revisando conjuntamente a nivel técnico una amplia gama de cuestiones políticas, jurídicas y técnicas que surgen de una posible introducción de un euro digital, teniendo en cuenta sus respectivos mandatos y la independencia prevista en los tratados. El euro digital, una forma digital de dinero del banco central, ofrecería más opciones a los consumidores y las empresas en situaciones en las que no se puede utilizar el efectivo físico. Sin embargo, solo sería un complemento del efectivo. Y es que los expertos coinciden en que, en el futuro inmediato, los billetes y las monedas seguirán coexistiendo con otras formas de pago.
Formas de pago digitales
Los pagos digitales son aquellos métodos de pago que se llevan a cabo en línea, a través de medios digitales o Internet. Entre los más usados, está la tarjeta de débito o crédito, disponible no solo en formato físico, sino también en la versión virtual que puedes configurar en la app de banca online que utilizas para gestionar tus finanzas o en monederos electrónicos (los conocidos como wallets).
Otros ejemplos son los pagos móviles a través de servicios como Bizum o aquellos con código QR que se utilizan a través de la app de tu entidad bancaria y que puedes escanear en los comercios que dispongan de esta opción y elegir la forma de abonar la compra.
También están las superapps: aplicaciones que, dentro de las funcionalidades que recogen, se encuentran los métodos de pago. Por ejemplo, a través de ellas podemos reservar un determinado artículo en un establecimiento y, al acudir a él para recogerlo, mostrar desde la aplicación nuestra tarjeta de afiliación para acumular puntos o un código QR para pagar cuando el personal lo escanea.
Este crecimiento se debe, en parte, a los beneficios que los pagos digitales pueden ofrecerte. En primer lugar, su seguridad, ya que minimizan el riesgo de robo o falsificación de dinero. Además, gracias a la aplicación de banca digital, puedes tener un control actualizado y detallado de los gastos que vas teniendo.
Se trata de un sector en constante evolución que ofrece a los usuarios métodos cada vez más rápidos y sencillos.
En el caso de muchos de los servicios de envío de dinero inmediato, por ejemplo, para poder pagar una cena entre amigos a partes iguales, solo necesitas su número de teléfono. Aplicaciones como Splitwise te permiten introducir los participantes, cada gasto y la persona que lo pagó y la app móvil se encargará de calcular la cuenta y realizar la división automáticamente.