Ramon Gener es un referente en la divulgación musical en nuestro país. Con una amplia trayectoria tanto como músico como escritor, nos ha acercado a la música clásica de una manera única y apasionante. Desde sus estudios de canto con Victoria de los Ángeles, pasando por la fama gracias a sus programas “This is Opera” o “This is Art”, hasta recibir el Premio Ramon Llull 2024 por su novela “Historia de un piano”, hay toda una trayectoria de autodescubrimiento.
-¿Qué te llevó a escribir un libro tan personal como Historia de un piano y cómo fue el proceso de investigación?
El piano que tengo en mi biblioteca, en mi estudio, donde trabajo, fue mi motivo. Cuando lo restauramos, salieron a la luz unos misterios a resolver. Uno era su número de serie, el 31.887, que es el subtítulo de la novela Historia de un piano. Yo buscaba un piano de una marca determinada, de una edad determinada, etc., y cuando conocí el número 31.887, que es un número que te dice en qué año fue fabricado, dónde, por quién…, entonces se certificó todo lo que yo ya imaginaba cuando lo compré. Lo que ocurre es que, más allá de eso, el piano tenía otra cosa que me llevó hasta Alemania. Me subí al coche, fui a la fábrica donde habían fabricado mi piano en 1915, o sea, hace ciento nueve años, les conté que dentro del piano había encontrado esta cosa y allí me supieron decir a quién ellos habían vendido el piano en 1915. Me dieron un nombre, de hecho, me dieron dos nombres, y una dirección que ya no existía, porque claro, los nombres de las calles habían cambiado, pero, aun así, yo fui a la ciudad donde me dijeron e intenté encontrar la calle. Y así empezó toda esta aventura de ir estirando un hilo que intenta recorrer más de cien años de la historia de un instrumento.
-¿Cuánto tiempo estuviste con la investigación y la escritura?
Este es un piano que nació en una ciudad de Alemania, se fue a otra ciudad de Alemania, después a Inglaterra, pasando por Francia, más tarde por Polonia y, finalmente, llegó a Barcelona. Es complicado seguir toda esta historia, pero visité iglesias, cementerios, bibliotecas… intentando hablar con todo el mundo y todo el mundo tomándome por loco. Es evidente que es imposible seguirlo todo, y lo que consigues solo son varios datos, pero, de repente, tienes un dato que hace referencia al año 1960. Entonces tienes otro que es del 1970, otro del 1920, otro del 1930, y tienes como pequeñas pisas que son como estaciones de un metro. El trabajo del escritor es ir de estación a estación. Escribes una ficción, que son los túneles, para llegar a la siguiente estación, que es el siguiente dato cierto que has podido comprobar. Y así es como vas construyendo la novela. Entre una cosa y otra me he pasado tres años y medio. Tres años y medio haciendo también todos los demás trabajos que hago, que no son pocos, así que robando horas por la noche, el fin de semana, en las vacaciones, en la familia…
-En tus libros anteriores, ya explorabas la profunda conexión entre la música y las emociones. ¿Cómo crees que la música ha moldeado tu propia perspectiva de la vida?
El libro está lleno de lenguaje musical, porque veo todo desde el punto de vista de la música. Si estoy mirando desde la ventana y veo que pasan unos niños corriendo, para mí pasan a presto; o si pasa una persona mayor y va despacio, para mí pasa a adagio. Todo lo veo desde el prisma de la música: el silencio, las emociones… Como dice el famoso aforismo de Nietzsche: “La vida sin música sería un error”.
-En tu trayectoria televisiva has conseguido hacer de la música clásica un tema accesible y apasionante para un amplio público. ¿Cuál crees que ha sido el secreto para comunicar la complejidad de la música de una manera sencilla y atractiva?
No lo sé. Siempre me ha gustado contar historias. Recuerdo cuando tenía a los niños pequeños, que los ponía a dormir, y hacíamos el juego de escoger cinco palabras, y con ellos creaba un cuento diferente cada noche. Supongo que cada uno sirve para algo, y lo mío es tener el don de contar historias. Pienso que hay pocas cosas más bonitas en el mundo que poder contar historias. Pero la facilidad de contar historias no tiene ningún mérito, es un don. Lo que sí tiene mérito es toda la vida que te has pasado estudiando para después poder contarlas.
-¿Cómo concilias tus estudios en Humanidades y Ciencias Empresariales con tu pasión por la música? ¿Crees que estas disciplinas se complementan?
Primero estudié Empresariales, más allá de la música y el piano. A mi padre le pareció que las Empresariales serían más provechosas. Y cuando las acabé, estudié Humanidades, que es lo que yo quería estudiar. Con mi maestra, Victoria de los Ángeles, aprendí que, para ser un músico, aparte de la música, era necesario estudiar latín y griego, idiomas, antropología, filología, historia del arte y otras muchas cosas. La música no tiene un sentido concreto, no tiene un poder semántico como tiene el lenguaje. Entonces, si quieres ser un buen músico, debes aprender una serie de cosas, y por eso después me puse a estudiar Humanidades, para tener todos los prismas.
–¿Qué te llevó a dejar de lado a tu carrera como cantante y dedicarte por completo a la divulgación musical? ¿Cómo recuerdas esta transición?
Yo empecé con Victoria porque quería cantar, y ella fue la persona que me llevó por el camino correcto. Estuve varios años cantando, como barítono, y después lo dejé, porque, para bien o para mal, tengo un defecto o una virtud, dependiendo de cómo quieras verlo, que es el perfeccionismo o intentar hacerlo muy bien todo, y tuve que darme cuenta de que no era tan perfecto como barítono como yo me había imaginado.
Mi talento no era cantar, porque el talento no está donde uno quiere. Entonces hay una serie de gente que se da cuenta de que yo tengo esa facilidad para explicar cosas y, a partir de ahí, se enreda todo. Se enreda de tal manera que todo el mundo me venía a escuchar, salía en televisión, en la radio…, y ahora tengo tantísimo trabajo que no lo acabo. Pero lo hago con mucho gusto y con mucho cariño, porque veo que la gente también lo recibe de ese modo y entonces tengo esa sensación de alegría del trabajo.
-¿Qué proyectos tienes en mente? ¿Estamos ante nuevos libros, programas de televisión…?
Estoy escribiendo una nueva novela, la nueva temporada de Això no és una cançó que saldrá en enero en TV3, estoy en ‘Las mañanas de Pe a Pa’ de RNE y ‘Versió RAC1’, colaboro con el Liceo y Palacio de las Artes de Valencia… El musical que he hecho con José Corbacho, Love Love Love, que todavía se seguirá haciendo, y hay algunos otros proyectos teatrales que quizás me animo también a hacer… No lo sé todavía. Entre todo esto, intento encontrar el tiempo para escribir la novela que tengo en mente y que me hace mucha ilusión escribir.