En la travesía de la vida, la búsqueda de serenidad y plenitud adquiere una importancia creciente. Podemos encontrar inspiración en el corazón de la cultura sueca, en la filosofía del Lagom, un concepto que trasciende la simple traducción de “ni demasiado, ni demasiado poco”, abarcando la idea de lo justo, lo adecuado, lo “casi perfecto”. Esta perspectiva de equilibrio y suficiencia se erige como una guía poderosa para simplificar nuestro entorno y nuestras vidas, nutriendo así nuestro bienestar integral.
Para los suecos, el Lagom es un principio rector que se manifiesta en diversos aspectos de su cotidianidad. Valoran un estilo de vida mesurado, donde la moderación prima sobre los excesos o las carencias. Esta filosofía se refleja en sus hábitos de consumo, inclinándose por la calidad duradera en lugar de la abundancia efímera, y en su concepción del tiempo, buscando un armonioso balance entre el trabajo y el ocio.
Una casa en equilibrio
En el ámbito del diseño y la decoración, se traduce en una predilección por la funcionalidad, la comodidad y una estética despojada de ornamentos innecesarios. Los hogares suecos suelen ser ejemplos de esta filosofía, caracterizados por espacios luminosos, ordenados y provistos de elementos prácticos y resistentes. En esencia, el Lagom no implica conformarse con menos, sino cultivar una conciencia aguda de lo que realmente necesitamos para una existencia plena, tanto a nivel individual como colectivo, aplicando las múltiples facetas de su cultura como una clave fundamental para el bienestar general.
Aplicar el espíritu del Lagom a nuestro hogar implica un ejercicio consciente de encontrar la armonía entre lo esencial y lo superfluo. Un espacio vital ordenado se convierte en un santuario para la mente. Con una mentalidad Lagom, revisemos nuestras posesiones, preguntándonos sobre su utilidad real y el valor que aportan a nuestras vidas, liberándonos de aquello que ya no resuena con nosotros o simplemente ocupa espacio innecesariamente. De esta manera, aspiramos a crear un hogar que sea intrínsecamente funcional, acogedor y estéticamente agradable en su sencillez, un reflejo auténtico de nuestra individualidad sin caer en la sobrecarga. Se trata, en última instancia, de hallar la “cantidad justa” de cada elemento para fomentar un ambiente de profunda paz y equilibrio.
Abrazar la satisfacción del “suficiente”
El Lagom también se extiende a la gestión de nuestro tiempo y responsabilidades diarias, invitándonos a encontrar un ritmo sostenible que prevenga el agotamiento. Para ello, propone planear nuestras actividades con sensatez, evitando sobrecargar nuestra agenda y reservando espacios para el descanso y la espontaneidad.
En nuestras interacciones sociales, el Lagom se manifestará en la calidad de los vínculos que cultivemos. Priorizando las relaciones que nos nutren y nos aportan alegría y apoyo mutuo, liberándonos de la obligación de mantener conexiones que nos generan estrés y expresando nuestras necesidades y escuchando las de los demás con apertura y respeto. Desde esta perspectiva, valorar los momentos compartidos con nuestros seres queridos se vuelve más natural, sin sentir la presión de una socialización constante si no la deseamos.
En el ámbito de la salud, practicar esta filosofía significa adoptar hábitos saludables de manera constante y sin obsesiones, moviéndonos lo suficiente para mantenernos activos y saludables sin caer en la exigencia desmedida, y dedicando tiempo a la relajación y a la atención plena de forma regular, sin sentirnos culpables si algún día no lo hacemos.
En definitiva, vivir bajo la guía del Lagom es descubrir la satisfacción en la moderación y en la conciencia de lo suficiente.